Espérame que voy contigo!, dijo Cámulo, estoy preparado. Y así comenzó el largo viaje de Cámulo y Foibos.
Era en los años 900 a.C., no había caminos trazados en la región, cuando llegaron a unas montañas que les parecieron enormes en comparación con la llanura de su tierra. Acababan de dejar la llanura mesetaria, llegando exhaustos a la Gallaecia verde de la que tanto habían escuchado hablar. Caminaron muchísimos kilómetros en medio de valles, montes y peñascos. Todo por encontrar un lugar más hospitalario.
Y lo encontraron en lo que hoy es el val do Rao en los Ancares de Lugo, caminaron unos kilómetros después de atravesar el río, encontraron varias peñas, y allí en medio de un valle hermosísimo lleno de robles y avellanos dijeron "hasta aquí llegamos". Comenzaron a construir algo así como una vivienda, con piedras y cubierta de ramas que era el único material disponible en los alrededores.
Cazaban ciervos para comer, pescaban truchas en el río que pasaba por debajo de ese enclave tan bello. Y luego de tener una pequeña organización en cuanto a la vida diaria, un día se miraron y pensaron al unísono es la hora de traer a la familia, pero como? Foibos dijo, animado por el deseo de que su mujer viera ese paraíso, voy yo!
Así emprendió el camino de regreso al lugar de donde casi habían sido obligados a salir. Volvió para atrás su mirada cuando había caminado unos metros y dió una rápida revisión al lugar como tratando de afirmarse en si "era lo correcto", ir por la familia. Y con una sonrisa esbozada, dió media vuelta y prosiguió su camino. Tardó casi el doble de tiempo que habían usado en su viaje anterior. Las vicisitudes del camino fueron varias, pero al final allí estaba su antigua casa,y sus hijos correteando alrededor. Y cuando lo vió llegar, su esposa, casi no lo reconoció por el aspecto de cansancio que tenía. Esperó a contarle lo ocurrido solo luego de comer un frugal almuerzo, y así comenzó su historia. "Vamos al paraíso, prepara las cosas que emprenderemos viaje dentro de unos días, cuando haya descansado y me sienta con ganas de llevarlos al lugar que será nuestro hogar definitivo".
Luego de varios días, de preparativos, la sumisa Bodua casi ni preguntaba donde era ese lugar, ni como sería su vida allí. Estaba tan cansada de luchar con los vecinos, que si era un lugar solitario mejor. A todo esto la familia de Cámulo también preparaba sus cosas pero casi sin entender.
Emprendieron el viaje, más escabroso que el anterior pues en total eran diez personas entre las esposas, Foibos, sus cuatro hijos y los tres de Cámulo. Y las dificultades del camino se hicieron más evidentes, pero luego de tres meses llegaron al lugar más hermoso que habían visto jamás.
Allí ya Cámulo había comenzado lo que iba a ser su casa, redonda de piedra y paja similar a la primera construcción, pero a esta ya le había dado unas medidas más amplias calculando la ubicación de los animales en su interior. Además deberían guardar el grano y la paja para los mismos, en ella.
Así comenzaron los nuevos habitantes, los pioneros de la zona, del Valle de Rao, al lugar le pusieron Coro en honor de la divinidad celta del mismo nombre. Así comenzó la historia de este pueblo y sus alrededores, con habitantes rudos, valientes y curiosos. Hicieron de la aldea un lugar organizado, parecido a una cooperativa. El trueque era moneda, y el salvar al vecino era la ley. El devenir de la historia luego dió lugar a que estos hombres y mujeres,se transformaran en esclavos ante la aparición de señores que los hacían trabajar para ellos. Pero igualmente han forjado la historia de esta aldea. Aún hoy cuando se realiza alguna remodelación de la capilla o de alguna casa, se encuentran los restos óseos de alguno de ellos, se los vuelve a enterrar, en el mismo lugar, sin tocar nada, solo se hace un silencio pues ellos fueron los precursores, los que dieron origen a mi origen.
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