miércoles, 28 de abril de 2010

Desde la distancia


Desde esta distancia que me anima a tenerte entre mis brazos y arrullar tus abrazos como antes, desde este tiempo infinito que nos separa, decido escribirte...
Cada momento compartido hace que mi pasado aflore en un presente impalpable.
Cada rincón de tu casa que ya no es más mía, se hace un mundo en mi mente.
Cada planta que has dejado morir en una sentencia triste de ausencias y de miedos.
El cuarto, la mesa, los vasos, las arcillas con que construíamos cada día.
El sueño, las risas, las lágrimas, los gritos, los silencios, las caricias, los temores, las vueltas de esta vida, que nos hace recordar cada detalle.
En esta distancia que se acorta con hilos de llamadas, de conexiones tenues, de largas charlas virtuales, estamos a veces tristes, a veces alegres, a veces soñadoras, y otras histéricas e incomprendidas.
Quiero decirte, lo que antes por ahí no comprendiste y deseo recordarlo para que yo no lo olvide en esta distancia, que te amo, con todas las fuerzas, con todo mi ser y que me devora tu miedo, tu inconstancia. Y siento las manos atadas, heladas por esta distancia, que a veces me parece infinita, quisiera surcar ese mar, ese océano que se abre para no cerrar jamás el camino de una hacia la otra.
Déjame entrar en ese laberinto de tu alma para poder curarlo, que no tienes prisa, que no hay necesidad de ahogos, que la vida se encarga de poner en su lugar los sentimientos perdidos...

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