martes, 26 de agosto de 2008

El mar, la gente, las aguas, los torrentes....



El mar de gentes se ha mostrado cruel y lleno de venganzas, de arpones clavados en el corazón de los más incautos.
La ingratitud sin reservas, lista para servir en fuente de plata, reluciente como espejo diamantino.
La soberbia cruel, ver al otro desde el peldaño de arriba, acusando al de abajo, sin atinar al verdadero sentimiento, a la cristalina y relampagueante sed de amar...
Este mar de gentes, olas oscuras y furiosas, haciendo de lo más cobarde de la indiferencia, su agua, su espuma y su sedimento.
A este mar dirijo mis letras ya que mi palabra sería diluída como un terrón de azucar en el agua, piensen en lo interno de sus vidas...
Vidas que no han sido para nada vividas, solo fueron fluyendo en ese torrente de barro y piedras que lleva el alúd.. alúd que jamás ha sido traslúcido, ni fresco.

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