
Sin tí no hay nada, nada que me contenga, nada que me haga volar. Sin esa sonrisa, sin esas caricias, sin la mano aplacadora de miedos. Gracias a tí estoy aquí en este mundo áspero y candente, tumultuoso y ácido. En este mundillo lleno de seres infelices que hacen que los demás también lo sean, envidiosos de la salud mental, del saber amar y del saber recibir una caricia.
Seres envenenados por la soberbia y el poder, por sus agónicas palabras, por creerse más que los demás, por la falta de respeto, la sinrazón de sus pasos. Gracias a ti sobrevivo, ante todo el bombardeo de fuerte metralla, todos los cuchicheos, todos los movimientos macabros para sacarme de la escena. Por tí sigo aquí, por tí sigo...
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