miércoles, 27 de mayo de 2009

Hoy necesito mucha dulzura, caricias, mimos, pues hace 23 años que partió mi hija Sabrina. A dónde, no lo sé sólo me queda su recuerdo ya difuminado por los años.
Y en cada 28 de mayo se abre la herida y rezuma dolor.
Sé que ya no hay que llorar pero debe ser la vejez que me hace más sensible, y tengo la necesidad de recordarla.
Sepan disculpar mi recuerdo...

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