
Quisiera soplar tu alma para sacarte las telarañas que no la dejan en paz.
Moverla hasta que se reanime, vuelva en sí.
Inyectarle el optimismo que necesita para que pueda estar tranquila, sin sobresaltos.
Ponerle una bandita en las heridas y recomponerla.
Que sus gritos de dolor sean sonrisas,
que sus gotas de sangre sean diamantes
que toda ella sea un canto a la vida...
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